El período de transición que atraviesa Brasil podría sufrir un golpe histórico el próximo domingo cuando se mida con Uruguay por los cuartos de final. Pero para llegar a eso, el Scratch debió recorrer casi sin alma la fase de grupos, cerrada con un empate 1-1 ante Colombia que estuvo a años luz de lo que históricamente fue la Verdeamarela.
Ni siquiera el tempranero gol de Raphinha despabiló al Scratch, que parece un rejuntado de talentosos jóvenes sin un proyecto futbolístico. Y los cafeteros, afirmados como equipo, lograron el empate primero con el gol de Davinson Sánchez anulado de manera insólita por un offside y luego con la definición de Muñoz, que llegó por detrás de Wendell.
Y en la segunda parte, claramente los de Lorenzo merecieron quedarse con el triunfo, mientras Brasil se aferraba al empate que le aseguraba la clasificación pero en un segundo puesto que lo condena a jugar contra el mejor equipo de la fase de grupos, con altísimo riesgo de despedirse muy rápido.