EDITORIAL
El Barcelona va a por la Champions League y el anuncio de la renovación del entrenador, Ernesto Valverde, para la próxima temporada -ampliable a otra más- tiene mucho que ver con el hecho de que el próximo martes el Barcelona retome la competición europea a domicilio del Olympique Lyonnais en la ida de los octavos de final. El club quiere que su entrenador se sienta arropado y tenga la confianza al máximo para evitar un nuevo desastre como el de hace un año en Roma y aspirar a lograr la sexta corona continental de la historia del club.
No en vano esta misma semana también el Atlético de Madrid ha anunciado la ampliación del contrato de su entrenador, Diego Simeone, en una jugada que tiene mucho que ver con el gesto del Barcelona para con Valverde. Llega la hora de la verdad y nadie quiere que un detalle tan nimio como una posible sensación de falta de confianza por parte del inquilino del banquillo pueda traducirse en una debacle que deje la sensación de que podía haberse evitado con un gesto que no hará daño alguno al gozar, por lo menos en el Barcelona, del apoyo unánime de la plantilla.
Así que el Barcelona cierra filas alrededor de Valverde tras las duras críticas de las últimas semanas, le insufla confianza para afrontar el tramo decisivo de la temporada y se arma de argumentos para levantar la Champions League dentro de tres meses y medio, cuando la temporada llegará a su fin. Si todo va como pretende el Barcelona el proyecto tendrá continuidad y si, por contra, sucede otro naufragio, nada impedirá a las partes resolver el acuerdo e irse cada una por su lado. Antes, sin embargo, toca competir con la confianza al máximo.
.jpg?auto=webp&format=pjpg&width=640&quality=60)