Chelo Díaz: "En el fútbol lo difícil es hacer las cosas simples; yo lo hago así con naturalidad"

Tendencia o TT (trending topic) son aquellos temas de los que más se habla en Twitter en un momento determinado. Cada vez que juega Racing, “Chelo Díaz” se vuelve una tendencia en Argentina . Los hinchas de la Academia, y de otros clubes, inundan la red social con elogios y le piden, entre otras cosas, que emplee sus dones para manejarles sus sueldos, sus vidas y hasta la economía del país. Incluso los propios compañeros del chileno de 31 años lo destacan cuando terminan los partidos.

"Me siento orgulloso de lo que hablan, de lo que dicen, de los halagos que me llegan, pero también me significa una gran responsabilidad por demostrar partido a partido lo que uno es capaz de hacer", le dice a GOAL el mediocampista de 31 años que se volvió figura de la Academia del Chacho Coudet, aún con una lesión en la rodilla por la que deberá ser operado .

-Pusiste la vara muy alta.

-Sí, tengo claro que puse la vara alta y por lo mismo no me puedo bajar de ahí, porque realmente soy ese jugador que han visto acá en Racing y, lo mejor, es que lo estoy demostrando. Yo sé que no puedo bajar el nivel en ningún momento porque si no se vienen las críticas. Y yo soy muy autocrítico también.

-¿Qué jugador sos?

-Me concibo un jugador francamente de equipo, que da todo por el compañero, que siempre está atento a cualquier situación que va ocurriendo dentro del campo de juego. Si tenemos que ir a presionar, soy el primero que va; si tenemos que tener la pelota, soy el primero que intenta tenerla; si le tengo que ayudar a un compañero que no corrió, se resbaló o le pasó cualquier cosa, lo hago por él. Soy un jugador que se entrega 100% al equipo y que da todo para que los demás puedan hacer también su trabajo como corresponde.

-Parece que resolvés todo de manera simple.

-Lo dicen así, pero me acostumbré a jugar de esa forma, de hacer todo simple porque en el fútbol, creo, lo difícil es hacer las cosas simples, y yo lo hago así con naturalidad.

-¿De quién o quiénes aprendiste a jugar así?

-Viendo jugadores. Uno de mis referentes siempre fue Xavi Hernández. A Iniesta también lo ves jugar y tiene un mapa en la cabeza. Antiguamente me gustaba mucho cómo jugaba Scholes, en el Manchester United, y la Bruja Verón. Son jugadores de un perfil que me gusta y trato de, tal vez, hacer lo que ellos hacían tan simple adentro del campo de juego.

-¿Por qué creés que tu juego tomó notoriedad ahora?

-Acá creo que es todo una conjunción de cosas. Creo que el equipo está muy bien, estamos primeros y eso hace que todas las miradas estés puestas en nosotros. Si un jugador lo hace bien, también van a comenzar a hablar bien de él. Pero eso en lo bueno y en lo malo. Racing es un club grande en donde todo se magnifica para bien o para mal. Nosotros solamente tenemos que estar preparados en el día a día y en el día del partido para tratar de estar equilibrados en todo sentido.

-¿Se puede disfrutar adentro de la cancha?

-Sí, disfrutamos pero tenemos que correr como enfermos de la cabeza. Disfrutás cuando hacés un gol, pero en el mismo momento que se acabó la celebración tenés que estar pensando en lo que viene, que no va a ser fácil. Que tienes que estar preparado para que el rival no reaccione y tienes que tomar la manijia nuevamente del partido para ir a buscar otro gol. Se disfruta pero no tanto, ja.

-¿Pero te pasa en algún momento de pensar "estamos jugando un partidazo"?

-Sí, me pasa a mí por lo menos. El segundo tiempo contra San Lorenzo lo sentí y contra Boca también. 

-Dijiste que en Argentina, si errás, te meten mucha presión. ¿Jugás mejor con presión?

-Sí, yo sí. Me gusta jugar con un cuchillo entre los dientes, con los dientes apretados. Sé que no puedo fallar ningún pase. Sé que tengo que tratar de quitar y de ganar la mayor cantidad de pelotas divididas. 

-¿Y si no lo hacés?

-Soy muy autocrítico. Cuando fallo un pase tonto o fácil siempre me recrimino eso. Lo mismo cuando tal vez no quité una pelota que sí podía haberla quitado. Me propongo trabajarlo para que la próxima vez no vuelva a suceder.

Marcelo Alfonso Díaz Rojas nació en Padre Hurtado, Chile, el 30 de diciembre de 1986. Allí se crió tirando paredes con su hermano Gonzalo, seis años mayor, quien lo sacaba a la calle a jugar a la pelota y a olvidarse, por un rato, de todos los problemas que afectan a una familia de clase baja que se esfuerza todos los días para poner un plato de comida en la mesa. "Carepato", como le dicen a Marcelo, ya se destacaba entre los vecinos cada vez que agarraba la redonda y, a pesar de su pequeño tamaño, todos anticipaban un futuro prometedor. Después de jugar en equipo del barrio, a los 15 años, llegó a Universidad de Chile, donde quedó como volante de la Sub 16. A pesar del largo viaje para ir a entrenarse a Santiago todos los días, en los que demoraba casi tres horas, todo venía en alza para "Carepato" hasta que su vida cambió por completo. Fue en la noche del 6 de noviembre de 2003, fecha en la que Gonzalo Díaz decidió quitarse la vida. Nada fue igual para el joven futbolista que daba sus primeros pasos en el club de sus amores: una mamá desconsolada y un papá ausente fueron las secuelas de una tragedia que lo acompañará toda la vida. A pesar de eso, Chelo siguió adelante con su carrera y llegó a la Primera de la U. El sueño parecía cumplirse, pero la no titularidad y la mala relación con algunos entrenadores lo obligó a irse a Deportivo La Serena, club en el que se afianzó futbolísticamente para, en 2011, volver a la U de la mano de Jorge Sampaoli.

"La madurez en el fútbol creo que lo es todo. Si tu comprendes tu rol perfectamente no vas a tener ningún problema, pero ya cuando se te subieron los enanitos a la cabeza y empezaste a mirar por encima del hombro a los demás, ahí es cuando la comenzaste a cagar", asegura quien en enero cumplirá 14 años de su debut en Primera.

-¿Cuándo te diste cuenta de que estabas haciendo las cosas mal?

-Yo me daba cuenta tal vez con las lesiones. Nunca fui un jugador de mucha fiesta, yo soy casado y tengo familia. Pero en algún momento me dediqué a pensar en otras cosas, a relajarme en el tema del descanso, de las comidas. Tal vez si llegaba a la casa no dormía la siesta y a la noche me dormía tarde. No tenia las horas de sueño indicadas. Hay cosas que uno como futbolista tiene que respetar. Y yo en ese momento no las estaban respetando y se veía en las lesiones que tenía que eran solamente musculares. Y en algún momento a todos nos pasa pero creo que es bueno que tengamos ciertos límites y ciertas caídas para darte cuenta realmente qué es lo que dejaste de hacer tan bien y qué es lo que fue que te llevó a ser tal vez un gran jugador.

PS Chelo Diaz Los jugadores de futbol

-¿Qué te lleva a mirar por encima del hombro a los demás?

-Hay muchos chicos que hacen increíbles carreras, que se van a los 18 años de Sudamérica a Europa, donde comienzan a ganar mucho dinero, comienzan a conocer lujos, comienzan a conocer todo lo que prácticamente el dinero te puede dar, y ahí es cuando tal vez conociste el lado malo que tiene esta profesión., porque somos jugadores muy jóvenes, somos personas que prácticamente trabajamos nada al día y tenemos muy buenos salarios que la gente normal tal vez no tiene. Y ahí es cuando se va confundiendo todo porque si te das cuenta, desde los 20 a los 35 años el futbolista tiene una vida de confort total, pero si piensas más allá de los 35 años la vida realmente no es así. Somos unos privilegiados que muchas veces interpretamos mal el mensaje de ser futbolista.

-¿Qué cosas hacés para salir del fútbol?

-En casa no puedo hacer mucho porque ayudo a mi mujer con los niños, pero mi idea es una vez terminando el fútbol entrar a la universidad y estudiar periodismo porque me gusta mucho la TV y las entrevistas. Me gustaría también trabajar en los medios pero también quiero hacer el curso de entrenador y eso tal vez lo haga luego. Mi vida, entre comillas, la tengo pensada pero no resuelta todavía.

-¿Cuánto influyó Sampaoli en tu carrera?

-Mucho. Es un técnico que a mí me cambió mucho la cabeza. Cuando nos topamos en 2011 yo no me quería quedar en la U, sino que quería salir a préstamo de nuevo, y él de tanta insistencia logró convencerme de que me quedara ahí. No me regaló ningún puesto, me dijo que yo me lo iba a ganar con mucho trabajo. Me dio las herramientas necesarias para poder crecer como futbolista y creo que me sirvió todo lo que él trabajó con nosotros, porque somos muchos los que podemos decir lo mismo y es lo mismo que hoy en día estamos disfrutando, haber aprendido tanto con una persona como él.

Ps Chelo Diaz Sampaoli

-¿Por qué en Argentina no le fue bien?

-Muchas veces me lo preguntaron. La respuesta es que tal vez él coincidió con una generación argentina de muy buenos jugadores, pero que no tenían la base que tenía en Chile, que era el trabajo de Bielsa,  una metodología de trabajo y de juego que prácticamente ya la teníamos implementada y acá no se tuvo. Le dieron, tal vez, muy poco tiempo. Y aún así logró clasificar a Argentina (al Mundial) cuando no lo estaba, pero es lo único que puedo decir porque más allá no estuve en el interior de su equipo.

Si de técnicos que marcaron su carrera se trata, no hay dudas de que Eduardo Coudet no es un entrenador más para el chileno: el Chacho insistió tanto que terminó por llevarlo a Racing. " Me había buscado en Rosario Central y en Tijuana y esta era la tercera vez que me contactaba. Cuando me llamó le dije que sí, que estaba dispuesto a venir, pero que hablaran con Pumas. La verdad es que estaba muy cómodo allá también, me sentía un gran referente del equipo y de la institución en general, entonces no era fácil", relata.

PS Chelo Diaz Coudet

-A pesar de todo eso elegiste venir a Argentina.

-Sí. Fue una decisión de clubes y yo acepté y acá estoy, la estoy pasando bien, pero vine por el Chacho prácticamente. Él me convenció. Vine y le dije "por fin vamos a poder trabajar juntos".

-¿Cómo es Coudet como entrenador?

 -Muy bueno. A mí me gusta mucho, me gusta que sea frontal. Tiene las ideas bastante claras y en su tipo de juego creo que comparto mucho la idea y eso es lo que me ha hecho tal vez adaptarme rápido al club.

No es la primera vez que Chelo decide dejar su zona de confort para buscar nuevos desafíos. Cuando aún le quedaban dos años de contrato en Celta de Vigo, España, decidió emigrar a México, un destino que, en principio, parece menos competitivo que Europa. "Fue una elección y una decisión propia. Le dije a mi representante que quería salir de ahí, que quería ir a otra liga y consiguieron otra lig. Tengo claro que las decisiones que he tomado me han llevado a donde yo he querido ir y no a donde he tenido que caer por, tal vez, deficiencias", cuenta y, como en la cancha, levanta la cabeza: "Yo quise ir a México, yo quise venir a Argentina. Si hubiera querido quedarme en España, lo hubiera hecho sin ningún problema. Soy un tipo que solamente le tiene que agradecer al fútbol por abrirle las puestas en cada lugar al que ha decidido ir".

-¿Mucha diferencia entre las ligas?

-Sí. La Liga española le saca mucha diferencia a todas en cuanto a fútbol en cuanto al marketing, en cuanto a la visión que tiene la gente del mismo fútbol. Ahí en España se vive y se respira fútbol en cada lugar que tu estás. Es muy lindo cómo se practica también. Yo ahí la pasé muy bien y estuve muy cómodo.

-¿Y por qué no quedarte?

-Porque decidí cambiar. Soy un pájaro que me gusta cambiar, me encuentro más bien un poco raro que cuando estoy en una parte muy bien no me gusta acostumbrarme porque si no viene el relajo. Así me pasó en Suiza que estuve tres años y tenía contrato por 5 y decidí irme porque ya estaba muy relajado y necesitaba otro reto en mi carrera y fuimos a Alemania y en Alemania me aburrí porque también estaba frío, porque se oscurecía muy temprano, no era lo que yo quería y decidimos cambiar y así voy. Creo que no me ha ido tan mal, ja.

No, tan mal no le fue: en sólo 10 partidos con la camiseta de Racing (ocho como titular), logró transformarse en una pieza fundamental del equipo, en figura y en uno de los más reconocidos por los hinchas, que ya le agradecieron con ovaciones. "Me sentí gratamente sorprendido porque no pensé que me iban a ovacionar tan pronto. Me llena de orgullo y me da una presión extra para no bajar los brazos y seguir. Me emocioné, pero no hasta las lágrimas porque, aunque soy de llorar, en el fútbol trato de ser bastante duro".

Anuncios