Victor Valdes FC BarcelonaGetty Images

Valdés se une al vestuario en la cruzada contra Bartomeu


EDITORIAL

"Tenemos que estar unidos o nos haremos daño" disparó Gerard Piqué en la zona mixta tras la victoria del Barcelona en Getafe. Ni el primer triunfo a domicilio ni el primer partido sin encajar en la Liga sirvieron para recuperar un mínimo de calma institucional en un club que tradicionalmente necesita los astros alineados para conseguir éxitos a final de temporada y hoy hasta el entrenador del Juvenil A, Víctor Valdés, se ha sumado a la cruzada particular del vestuario del primer equipo contra la junta directiva que preside Josep Maria Bartomeu.

“El primer día, cuando vi ese estadio tan bonito, me ilusioné" admitió Valdés para confesar que, tras protagonizar el partido de inauguración frente al juvenil del Ajax, "pensé que ese iba a ser nuestro estadio pero por desgracia no es así pero sigo luchando”. Es una circunstancia que no deja de sorprender, pues la intención inicial del club era que el Johan Cruyff ejerciera de hogar para el filial, el sénior femenino y el Juvenil A, que solo ha pisado la nueva instalación el día de su inauguración ya que "el club no nos ha dado la suerte de entrenar días antes en el estadio".

Ello ha molestado a Valdés, que no se ha callado frente a los micrófonos igual que ya hiciera Piqué el pasado sábado. El legendario portero azulgrana incluso le dio la razón al defensa asegurando que "el club al final tiene que ser un sistema en el que esté todo unido, tanto junta como aficionados y trabajadores del club", también los futbolistas. Sorprende, no obstante, que estas cuestiones se expongan a la esfera pública porque generan lo contrario a lo que piden tanto Piqué como Valdés.

"Últimamente hay un pequeño huracán" admitió el entrenador del Juvenil A para desmarcarse recordando que "hace mucho que me fui de ese vestuario y no puedo valorarlo". Sí que dijo que "lo que único deseo es que el club vaya unido” pero no dejó pasar la oportunidad de demostrar que, ahora mismo, la unión -por lo menos con las decisiones de la junta- brilla por su ausencia en el tramo inicial de la temporada. Urge reconducir la situación o la cosa irá a mayores. Y, sin vicepresidente deportivo ni nadie que ejerza de puente entre el vestuario y los despachos, deberá ser el propio Bartomeu quien tome cartas en el asunto.

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