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Trinche Carlovich, el Maradona que no fue

En plena preparación para la Copa del Mundo de 1974, con su mente centrada en el tremendo desafío que tendría por por delante contra equipos de la talla de Brasil, Holanda, Alemania Occidental e Italia, la Selección argentina tenía pocas razones para temerle a un partido amistoso contra un combinado rosarino. Sin embargo, no habían tenido en cuenta que en el equipo rival estaba Tomás Trinche Carlovich, la leyenda de las ligas provinciales que pronto se convertiría en la pesadilla de la Albiceleste.

Falleció el viernes a los 74 años, víctima de un violento robo dos días antes en el oeste de su Rosario natal. Los agresores lo golpearon en la cabeza para robarle su bicicleta, causándole un derrame cerebral que lo dejó en un coma del cual ya no se despertaría. La noticia provocó un torrente de dolor en todo el mundo del fútbol argentino, conmoviendo a los que tuvieron la suerte de presenciar su talento y a muchos otros que conocen la leyenda a través de los increíbles relatos sobre sus mejores momentos. De todas esas historias, el paseo que le dio a esa Selección argentina es probablemente la más famosa.

Cuando el equipo nacional llegó a Rosario, el 17 de abril del 74, Carlovich estaba a dos días de cumplir sus primeros 28 años. Oriundo de la misma ciudad que Lionel Messi, Marcelo Bielsa e innumerable cantidad de leyendas del fútbol argentino, se formó en las divisiones inferiores de Rosario Central, pero sólo llegó a jugar un partido oficial con la camiseta del Canalla. Fue en el pequeño Central Córdoba -de histórica mala relación con los gigantes locales Central y Newell's Old Boys- donde el Trinche se destacó, anotando por duplicado en su debut y transformándose en figura ya en su primeta temporada para terminar consagrándose campeón de la Primera C. En total, jugó más de 200 partidos con la camiseta del Matador durante cuatro etapas distintas (1972-1974, 1978, 1980-1983 y 1986) y gritó 28 goles.

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Hasta ahora, puede parecer que Carlovich fue sólo otro de los tantos buenos futbolistas del ascenso, recorriendo las regiones más bajas del fútbol argentino en un intento infructuoso por alcanzar la gloria. Sin embargo, según aquellos que vieron al Trinche en su mejor momento, nada podría estar más alejado de la verdad.

"Es el jugador más maravilloso que he visto", afirmó una vez José Pekerman, colocando a la figura mítica en le mediocampo de su once ideal de Argentina de todos los tiempos. Jorge Valdano, campeón del mundo en 1986 y uno de los mejores analistas del fútbol moderno, dijo a Movistar + que: "Su leyenda es bien conocida en Rosario. Es el símbolo de un fútbol romántico que prácticamente ya no existe". Los contemporáneos describen a Carlovich como una mezcla mágica de Fernando Redondo y Juan Roman Riquelme, con la capacidad de controlar un partido con un solo movimiento de su pie izquierdo. La leyenda dice que Marcelo Bielsa modeló su juego en torno al Trinche y que después de no triunfar como futbolista, lo siguió por los humildes estadios de la Primera B y C durante cuatro años para observar cada uno de sus movimientos. Sin embargo, fue Diego Maradona quien le dio el mayor elogio: cuando un periodista de Rosario le preguntó al mudarse a Newell's en 1993 qué significaba ser el mejor futbolista del mundo, el Diez respondió: "El mejor jugador del mundo ya está acá hace tiempo, se llama Carlovich ".

Su inclusión en aquella recordada tarde contra la Selección argentina fue casi una casualidad. Para evitar acusaciones de favorecer a cualquiera de los archirrivales de Rosario, Newell's y Central, los entrenadores Juan Carlos Montes y Carlos Griguol acordaron convocar a cinco jugadores de cada equ

ipo. El jugador número 11 fue el talismán de Central Córdoba. "Griguol me dijo que sería bueno poner un jugador de Central Córdoba. Entonces le dije: '¿Qué tal Carlovich?'", recordó Montes, en charla con DeporTV. En el combinado rosarino no abundaba el talento, más allá de que el Canalla, que había ganado el título el año anterior, cedió para este choque a un prodigio adolescente llamado Mario Kempes. Sin embargo, enfrente había futuros campeones del mundo como Daniel Bertoni, Rene 'El Loco' Houseman y Alberto Tarantini, que esperaban tener un amistoso de preparación sin sobresaltos.

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Pero el Trinche tenía otros planes. Mostrando su repertorio completo de trucos en el mediocampo (se decía que su movimiento característico era el "doble caño", que consistía en tirarle un caño a un rival y esperarlo a que regresara para tirarle otra vez la pelota entre las piernas), dirigió el show para que la Selección de Rosario se fuera al entretiempo ganando 2-0. "Nos pedían que nos lo tomáramos con calma", recordó hace poco tiempo, en declaraciones a DeporTV, el exfutbolista y entrenador Carlos Aimar, quien compartió equipo con Carlovich ese día. "Fue un baile impresionante. Ese día todo el combinado de Rosario jugó muy bien, pero Carlovich verdaderamente la rompió, de ahí que empezaron a decir que era un jugador de Selección", recordó Bertoni. Lo cierto es que el Trinche fue reemplazado a los 15 minutos del complemento, levantando sospechas, aunque nunca confirmadas, de que se retiró por pedido exclusivo del entrenador del seleccionado argentino, Vladislao Cap, para que dejara de humillar a su equipo. No obstante, el equipo local terminó imponiéndose 3-1.

No fue la habilidad de Carlovich lo que le impidió llegar más lejos, sino su obstinada negativa a tomar en serio el juego que tanto amaba. Su breve paso por la Primera División del fútbol argentino fue jugando para Colón de Santa Fe, donde disputó apenas tres encuentros, con la particularidad de haberse retirado lesionado de todos ellos. Otra de las sorprendentes historias en torno al Trinche cuenta que, jugando jugando en Mendoza para Independiente Rivadavia, se hizo expulsar en el primer tiempo de un partido para llegar a tiempo a tomar un micro de regreso a su amada Rosario. En esa misma época, pero ya militando para Deportivo Maipú, lo convocaron para jugar un amistoso para Andes Talleres contra el poderoso Milan de Franco Baressi, al que le ganaría 3-2 con el Trinche como figura de la cancha. En 1976 recibió la llamada de César Luis Menotti para unirse a la Selección argentina. "Fue un placer ver jugar a Carlovich, tenía mucha habilidad con el balón", dijo el Flaco, a Movistar +. "Lo elegí para el equipo nacional, pero no apareció. No sé si había salido a pescar o a una isla. No recuerdo. La respuesta que me dio fue que no pudo regresar porque el río estaba alto".

"Yo siempre jugué igual, con las mismas ganas", explicó una vez, en declaraciones a El Gráfico, y agregó: "A lo mejor ir a Francia o al Cosmos, posibilidades que tuve en su momento, me hubiera cambiado la vida. Para mí, jugar en Central Córdoba fue como jugar en el Real Madrid". Carlovich, a quien muchos señalan como el crack que pudo ser más que Maradona o Messi, explicó muchas veces por qué no llegó a trascender: "¿Qué es llegar? La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar al fútbol. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos, de estar con el Vasco Artola, uno de mis mejores amigos que me llevó de chico a jugar en Sporting de Bigand. Por otra parte, soy una persona solitaria. Cuando jugaba en Central Córdoba, si podía, prefería cambiarme solo, en la utilería, en lugar del vestuario. Me gusta estar tranquilo, no es por mala voluntad".

El Trinche siguió siendo una figura legendaria en su Rosario natal, firmando autógrafos y posando para las fotos con admiradores que, debido a su edad, no lo pudieron ver jugar en Central Córdoba, donde disputó su último partido en 1986, pero que, sin embargo, juran que él fue "el más grande" de todos los tiempos. Su genio se forjó lejos de las cámaras y de la intensa exposición del fútbol profesional moderno, pero sigue vivo gracias al folklore de su ciudad y de las generaciones más jóvenes que se alimentan de las historias de sus abuelos sobre sus goles, sus caños dobles y sus inexplicables decisiones.

Poco antes de su muerte, la leyenda finalmente se encontró cara a cara con Maradona, quien le regaló una camiseta de Gimnasia. "Comenzó a hablarme al oído y no paraba", le contó el Trinche a los periodistas. "Incluso me firmó una camisa y escribió: Trinche, fuiste mejor que yo. Lo único que pude responde fue 'Diego, ahora puedo dejar este mundo en paz, fuiste el mejor que vi en mi vida'".

Rosario pudo haber dado a luz a Bielsa, Messi y haber sido anfitrión -breve- de Maradona, pero hay espacio para otro ídolo en su panteón del fútbol. Y si el propio Diego cree que el Trinche fue el más grande, no hay nada más para discutir.

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