River Emelec Copa Libertadores 10052017JUAN MABROMATA/AFP/Getty Images

River jugó como para que lo importante fuera La Memoria

Si la memoria fuera un Dios viviente, bien se podría decir que hizo el esfuerzo justo para que, a menos de un kilómetro del río donde tiraban a gente por pensar distinto, se generara un partido tan intrascendente como para que las luces se posaran más sobre Plaza de Mayo que sobre el Monumental. En el centro de la Ciudad de Buenos Aires, la sociedad salió a manifestarse contra un fallo de la Corte Suprema que le permitiría salir de la cárcel a los genocidas de la dictadura militar de 1976, uno de ellos encargado de los vuelos de la muerte que pasan cerca de este césped. Porque en la noche de Nuñez hizo el frío justo como para incomodar el físico de que estuviera ahí y apenas poblar la cancha en un 50%, con poca emoción, en un equipo que no necesitaba demasiado del aliento. Porque, para River, el aliento en este partido contra Emelec no era tan determinante como para el partido por la memoria.

Ocurre esta noche poco importante de Copa Libertadores en el club del que alguna vez fueron socios honorarios Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, cerebros del comienzo de la dictadura, y que la Secretaría General de José María Aguilar expulsó, al sacarle los carnets, en un gesto tan simbólico como los cuadros que años después bajó el expresidente Néstor Kirchner. La poca trascendencia se da porque River juega ya clasificado a la siguiente ronda de la competencia internacional y porque el domingo tendrá el Superclásico, su último boleto para pelear el campeonato local. Sale 1-1 y es más o menos lo mismo: Rodrigo Mora lo empata de penal y lo grita, pero no mucho más. "Ponga huevo, que el domingo cueste lo que cueste", alienta la gente, que sólo piensa en el cruce en el fin de semana en La Bombonera. La jornada importante está en otro lado.

Fue en el Monumental, el estadio donde se jugó la final del Mundial del 78, la fiesta que la dictadura utilizó para tapar las desapariciones, con campañas publicitarias con el slogan de "Argentinos, derechos y humanos". Un lugar más que simbólico, que bien sirve para mostrar merece el trapo colgado en una de las cabeceras: "2X1, las pelotas". El empate apenas se celebra por los pasillos del Monumental, por donde alguna vez pasó la patinadora representante del club, Patricia Roisinblit, detenida por un grupo salvaje que la trasladó a la ESMA y la hizo parir su embarazo de 8 meses, secuestrándole a su niño, Guillermo Rodolfo Fernando, a quien Abuelas de Plaza de Mayo recuperó en 2000.

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Juega River con un equipo de alternativas que ninguna sobresale. En la primera noche de frío del Monumental. En una cancha con poco brillo y poco cantito. El corazón no parece estar ahí. Puede ser el hecho de ya estar clasificados. Puede ser el hecho del domingo contra Boca. O puede ser, quien sabe, en algún inconsciente latido, que cualquiera sepa que el partido importante está en otro lugar. O acá mismo, donde desfiló diciendo "Ni olvido ni perdón" Estela de Carlotto, con su nieto en la mano, pensando en el valor de esos colores, tan valiosos y tan identitarios como el Nunca Más.

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