LA INTRAHISTORIA
Llegó la hora de Marlon Santos. A sus 22 años, comienza la temporada 2018/19 de titular en el Barcelona, luego de un paso por el Niza tras una compra que, hasta ahora, dio menos de lo que se esperaba. El club catalán lo fichó de Fluminense a principios del 2017 tras la imposibilidad de incorporar a Marquinhos Aoàs del PSG.
Entonces el secretario técnico, Robert Fernàndez, resolvió ir a por el próximo central brasileño con proyección, para intentar fichar al sucesor de Marquinhos antes de que fuera demasiado tarde y se hubiera consagrado en Europa, aumentando exponencialmente su valor de mercado. Era una operación con un riesgo mínimo, pues llegaba en préstamo y con una obligación de ficharle solo si jugaba cinco partidos con el primer equipo. En otras palabras, si salía bien se quedaba, de lo contrario regresaba al Fluminense.
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Y a pesar de que unos problemas burocráticos le impidieron debutar en la Liga y en la Copa entre septiembre y diciembre de 2016 y que en 2017 Luis Enrique no ha contado con él, el Barcelona ejerció su opción ya en el mes de enero, cuando le fichó a cambio de seis millones. Marlon ya había debutado, lo hizo el pasado 23 de noviembre a domicilio del Celtic de Glasgow en la Champions League y dio buena muestra del jugador que puede llegar a ser.
Central de la escuela de los Thiago Silva o el propio Marquinhos, presenta una buena salida de balón y una buena aptitud a la hora de asociarse con los compañeros, algo primordial en cualquier jugador del Barcelona. Si acaso, su juego presenta ciertas lagunas puntuales en cuanto a concentración que pueden llegar a recordar los inicios de Marc Bartra en el primer equipo, otro defensa de características similares. De todas formas, al catalán nunca se le olvidó el pasaporte en casa como le pasó al brasileño en Glasgow el día antes de debutar.
