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Lisboa se llevó un año entero de fútbol pura sangre con la lesión de Gareth Bale

OPINIÓN

22 de noviembre de 2016. El día en el que la carrera de Gareth Bale en el Real Madrid tomó el último de sus dramáticos giros. Y decimos el último porque desde entonces no ha vuelto a cambiar el guión nunca más. En ese mes de noviembre del pasado año, el galés andaba asombrando a todo el mundo con sus actuaciones en el Real Madrid. Mientras que Cristiano Ronaldo coleccionaba críticas ante un sombrío inicio de campaña enfangado por las lesiones, el ‘11’ era el que tiraba del carro madridista. Con talento, potencia, y personalidad. Exhibiendo quizás por primera vez que realmente podría heredar los galones del ‘7’. Hasta que se lesionó en Lisboa aquel funesto día. 

La tóxica relación entre Gareth Bale y las lesiones

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Yo estuve allí. Y en directo, la acción no parecía para tanto. Por zona mixta desfiló Bale cojeando ya ostensiblemente. Y pocos días después se confirmaban las malas sensaciones que había en el club blanco: el galés debía pasar por el quirófano. Varios meses en el dique seco de rehabilitación, que precedieron a una serie de recaídas prematuras debido al delicado estado de forma que el galés nunca llegaba a culminar. Primero el Clásico, y luego la final de Champions en Cardiff planeaban en el imaginario de Bale constantemente. Llegó, pero con pinzas, a ambos duelos de la pasada temporada, casi con el alta médica todavía en hojas calientes recién salidas de la impresora. Algo hizo mella en él.

No hay nada peor para un jugador en fase de rehabilitación que saber que tiene que volver a pasar por la enfermería sin haber vuelto a saborear las mieles del fútbol. Y en el último año, a Gareth Bale le ha pasado hasta cuatro veces ya. Demasiadas para una misma persona. La última, este mismo viernes. Sin presión, sin urgencia para reaparecer, al principio de temporada… y aun así, hay algo en el cuerpo del galés que no le permite volver al 100%. Que no le permite regresar al nivel que tenía en noviembre de 2016. Al nivel de hace un año. En este tiempo ha podido jugar apenas 20 partidos. Y eso le debe pesar. Maldito 22 de noviembre. Aquel día se llevó consigo un año entero de fútbol pura sangre con la caída de Gareth Bale.

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