EDITORIAL
El Barcelona ha declinado finalmente echar el resto por Matthijs De Ligt. A diferencia de lo que sucedió con Frenkie De Jong en enero, cuando el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, entró con todo para asegurarse los servicios del centrocampista, en esta ocasión el club catalán ha rechazado realizar el último sprint para convencer al holandés, que en pocos días anunciará su incorporación a una Juventus que sí le ofrece el sueldo que pedía así como unas perspectivas deportivas superiores a las del Barcelona, pues el holandés irá a Turín a ser indiscutible titular en una defensa envejecida.
;Porque en el Camp Nou se han visto forzados a elegir tras asumir que la tesorería no podía afrontar la incorporación del central así como la de Antoine Griezmann sin comprometer la ofensiva por Neymar. Es decir, que no hay dinero para tantas y tan caras operaciones y, en este contexto, el Barcelona ha apostado por recuperar al brasileño en lugar de incorporar a De Ligt, considerado hasta hace cuatro días como un fichaje estratégico para asegurar la sucesión en el eje de la zaga, visto que Gerard Piqué ya tiene treinta y dos años.
No se puede decir, pues, que De Ligt haya dejado tirado al Barcelona, al que ha esperado hasta constatar que desde la capital catalana el interés en sus servicios ha ido disminuyendo en la misma medida que crecía la oportunidad de recuperar a Neymar. Y, ante eso, la junta que preside Bartomeu no ha tenido dudas a pesar de haber intentado convencer a De Ligt para que firmara un sueldo inferior al que le ofrecía la Juventus, que si se lleva el gato al agua es porque el Barcelona se lo ha permitido olvidándose de él para centrarse en la pieza más cotizada del mercado, Neymar.
