El legado de Messi en los Mundiales

En 2006 era "un niño", en 2010 todavía "no tenía suficiente experiencia", y en 2014, en el torneo que sus entrenadores habían designado como su mejor oportunidad para la gloria, sus sueños se vieron truncados por una dolorosa derrota en manos del eterno rival.

Entonces, ¿cuál será el legado de Lionel Messi en el Mundial?

Teniendo en cuenta los papeles principales que jugaron Mario Kempes en el 78 y, especialmente, Diego Maradona en el 86, Messi ha sido sometido a un mayor escrutinio. Para algunos, simplemente debe ganar la Copa del Mundo.

Esta es su historia hasta ahora, contada por los hombres que estaban allí.

2006

Gerardo Salorio jugó un papel vital y duro en el desarrollo de Messi, primero como miembro del cuerpo técnico de Argentina en la Copa del Mundo Sub-20 en 2005, y luego con la selección absoluta en Alemania un año después.

“Marcaba la diferencia, era un dotado futbolísticamente”, dijo Salorio a Goal.

Eso fue evidente cuando marcó con 18 años en su debut en el Mundial, una participación de 16 minutos contra Serbia que también lo convirtió en el jugador más joven en jugar en dicho torneo en la larga historia de Argentina.

Pero el campeonato fue más una dura curva de aprendizaje que un cuento de hadas. "¿Podía aportar soluciones? No, no porque ese equipo, si ustedes revisan la plantilla, tenía de todo. Tenía volantes, tenía delanteros, tenía defensores.. A esa corta edad, lo que él tenía que hacer era contribuir solo un poco, cosa que no entendía porque él quería jugar siempre, y a mi parecer eso se veía mal”.

“Podía aportar 15 o 20 minutos al equipo, en los que desbalanceaba al rival porque marcaba una diferencia que era notoria sobre el resto. El tema era sostener por su corta edad los 90 minutos ininterrumpidamente. Creo que no estaba en condiciones de hacer eso. En Sub-20 sí, era demasiado bueno para ese nivel, pero para lo otro le faltaba algo que no llegaba a comprender”.

Después del partido ante Serbia, Messi tuvo su primera titularidad en un Mundial contra Holanda. Salorio, quien ha ganado cinco Copas del Mundo Sub-20 con Argentina, recuerda los consejos que le dio.

Le dije: 'Hiciste cuatro pases con opción de gol, no convertiste, un gol vale uno, no vale cinco, así gambetees a cinco, a cuatro, o la empujes junto a la línea’. Era domesticar todos los días y enseñar a un adolescente a entender lo que era el fútbol de mayores”.

Sin embargo, todavía era un niño: “No participaba en las grandes decisiones y habló muy poco en el vestuario, todavía no aparecía… había gente mucho más grande que él, Ayala, Riquelme, Crespo, Cambiasso, que podían aportar muchas cosas más que las que aportaba él.

Sin embargo, sabía cómo marcar la diferencia en el terreno de juego, y cuando ingresó con seis minutos restantes en el choque de octavos con México, tuvo un gol anulado que Salorio insiste en que se hubiera dado hoy, con la ayuda del VAR.

Pero a pesar de sus impresionantes actuaciones, fue dejado en el banquillo por el entrenador José Pekerman en el partido en el que Argentina fue eliminada por Alemania en los cuartos de final.

“A los 20 minutos, Pekerman empezó a comentar, en voz audible, que la única manera que Alemania nos podía empatar era con una pelota aérea. Y, bueno, saca a Riquelme y coloca a Cambiasso para tapar la subida del número 4. Y ahí se produce un suceso que desacomoda al equipo, que es la lesión de Abondanzieri. Y a los 33 minutos toma la decisión, que son decisiones que se toman en dos segundos, de colocar a Cruz para tener un delantero que defendiera en las dos áreas”.

“A los 35 minutos nos empataron el partido y fuimos a penales. Hoy, con el reglamento actual, que en su momento lo expuse en FIFA, tendríamos el cuarto cambio en el tiempo agregado, y hubiéramos tenido a Messi en campo y seguramente el resultado hubiera sido otro”.

“A mí me tocó que se formara el jugador, después empezó el crack. En el comienzo era la formación de un adolescente que saltaba a ser un jugador que fuera indispensable en las próximas selecciones argentinas”.

Además, explicó el significado para él de ‘maldad’: "Es muy cruel, no lo tengo en el fútbol, mi rival es un colega, no un enemigo, pero así es en Argentina”.

“Aquí el fútbol es la vida, y tú juegas como nosotros vivimos. Si eres generoso en la vida, eres generoso en el campo, si eres mezquino, lo eres incluso más en el campo... Para nosotros, ganar es una parte importante de la vida”.

"Messi tuvo que entender eso, le enseñamos a tener hambre. Sabíamos que o bien mueres en el campo, o mueres en el campo. Solo lo entiendes si lo sientes.”.

"El director deportivo del Barcelona nos preguntó que qué habíamos hecho con él, que había notado un cambio. Simplemente le hicimos entender que en Argentina vives el fútbol de otra manera, aquí si no ganas te matan, en España es más liviano”.

"Es como un automóvil. Nadie es campeón de Fórmula 1 el primer día, progresas gradualmente. Eso es lo que Messi tuvo que entender en 2006”.

"Creímos que la siguiente Copa del Mundo sería el despegue del Messi que ves ahora. El Messi que teníamos recién comenzaba, era solo el comienzo".

2010

Cuando llegó Sudáfrica 2010, Messi ya había ganado el primero de sus cinco Balones de Oro, y sus actuaciones en el Barcelona auguraron una alta expectación. Esa presión sólo fue exacerbada por la presencia de Diego Maradona, el hombre con el que ya se le estaba comparando, en el banquillo argentino.

Fernando Signorini fue el preparador físico de Maradona entre 1983 y 1994 y parte de su cuerpo técnico en Sudáfrica. Fue allí donde trabajó estrechamente con Messi.

"Su relación con Diego fue maravillosa", dijo Signorini a Goal con una sonrisa. "Fueron como el profesor y el alumno. Hubo una admiración mutua, fue como si se estuvieran mirando al espejo, Diego vio a alguien de quien estaba seguro sería su sucesor, y Leo alguien que había hecho lo que había hecho y que era tan admirado por ello".

No es que compartieran muchas similitudes dentro del vestuario.

"Una vez que está en esa zona tiene un poder fenomenal de concentración, y a excepción de un gol espectacular, no es muy expresivo incluso cuando está contento", dijo Signorini sobre Messi.

"Es bastante extraño, pero está bien, es su personaje. No tiene esa intensidad efusiva que tenía Diego, pero es muy interesante ver cómo nada tan cómodamente en aguas tan turbulentas”.

Pese a todo lo que había logrado en los cuatro años entre sus dos Mundiales, no se había vuelto más expresivo en el camerino.

"Creo que de todos los mejores jugadores en la historia del fútbol, y él es uno de esos, él es el más extraño, el más curioso, porque parece que él vive absolutamente separado de todo. Es cierto que la gente no suele mostrar sus emociones más crueles, pero desde el exterior, al menos, parece un lago tranquilo, aunque en el interior hay un volcán en erupción”.

Ese volcán, sin embargo, nunca terminó de estallar. Atascado en el centro, rodeado por Carlos Tévez, Gonzalo Higuaín, Ángel Di María y Juan Sebastián Verón, Messi participó en muchos goles pero no pudo encontrar el suyo.

“En Sudáfrica es cierto que no marcó goles pero creo haber hecho una evaluación de las posibilidades que tuvo, y fueron entre seis y ocho, y después por diferentes razones no se concretaron en gol”, explicó Signorini.

Argentina tuvo poco trabajo para superar un grupo que incluía a Nigeria, Corea del Sur y Grecia, lo que le deparó encuentros de eliminación directa con oponentes familiares: México, a quien venció cómodamente, y Alemania. De nuevo.

“Creo que ese equipo tenía el hándicap de la corta edad de gran parte del plantel y eso en un Mundial, ante equipos tan poderosos, tan experimentados, como lo fue Alemania, eso fue un hándicap muy importante”.

El joven equipo de Maradona fue despiadadamente desmantelado por la propia Alemania de Joachim Löw. La historia de Messi no se sintió completa.

“Creo que el Mundial de Sudáfrica para Leo fue otro paso en su camino para establecerse como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Pero aún era muy joven, tenía 23 años, a esa misma edad Diego no pudo hacer mucho en el Mundial de España 82”.

"Siempre esperábamos algo de su magia, pero sabíamos que el pan todavía no estaba horneado".

2014

Messi ya era considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos. Su progreso a nivel de clubes entre Sudáfrica y Brasil fue muy grande y ganar la Copa del Mundo habría convencido de ello a muchos escépticos.

"Sabíamos que para Leo y el resto del equipo, su Copa del Mundo sería la siguiente, la de 2014, porque serían cuatro años mayores y tendrían una experiencia más invaluable", dijo Signorini.

Para ser la Copa del Mundo de Messi, sin embargo, él fue un líder silencioso.

"A él no le gusta salir en público, es bastante tímido", dijo a Goal Julian Camino, parte del cuerpo técnico de Alejandro Sabella. "Posa para muchas fotos, firma muchos autógrafos y creo que eso lo avergüenza. Pero en la cancha, por supuesto, es un gran jugador, siempre está involucrado. Es el mejor del mundo y puede ganar un juego con un tiro libre o una pelota suelta desde fuera del área, como nos vimos en 2014. "

Eso fue exactamente lo que se vio. Una buena actuación individual contra Bosnia puso en marcha la maquinaria antes de quebrar los corazones iraníes con un milagro en el último momento para sellar un triunfo por 1-0 y marcar dos goles más impresionantes en una dura victoria sobre Nigeria.

Argentina no pareció del todo convincente, pero Messi lo fue. El capitán predicaba con el ejemplo, arrastrando a todos los demás jugadores hasta su nivel.

“¿Quién no va a escuchar al mejor jugador del mundo dentro de un vestuario?”, explicó Camino. “Y, bueno, la selección argentina tiene que estar acorde porque tienen el mejor jugador del mundo así que tienen que posibilitarle todo, mejores canchas, mejores concentraciones, mejor ropa, para que el mejor jugador del mundo y los otros jugadores estén tranquilos y lo único que piensen es en jugar”.

En 2006, su inexperiencia restringió sus minutos de juego y en 2010 jugó cada minuto, aunque tuvo problemas en un equipo algo desequilibrado, pero en 2014 estaba en la cima de su juego y el equipo jugó a sus puntos fuertes.

“Nosotros sabíamos por dónde jugaba y dónde le gustaba jugar, lo vimos mucho en Barcelona, así que ya sabíamos de qué manera le gustaba jugar. Por la punta derecha, porque cuando engancha tiene todo el arco a su disposición, o para patear o para meterle un pelotazo o para meter una pelota cruzada para el delantero. Así que Alejandro ponía uno o dos delanteros más para que no marquen tanto a él y pueda jugar más libre en la punta derecha”.

"Alejandro jugó con uno o dos delanteros, por lo que la oposición no pudo marcar tanto a Messi y pudo jugar más libremente desde la derecha".

Sin embargo, no tuvo tanta libertad en las rondas eliminatorias y lo mismo padeció Argentina. Se requirió del tiempo extra para vencer a Suiza, un gol tempranero de Higuaín para superar a Bélgica y, después de 120 minutos sin goles contra Holanda, fue Sergio Romero, el portero, quien se convirtió en el héroe con dos penaltis detenidos.

No fue bonito, pero Argentina estaba en la final y Messi al borde de la inmortalidad.

“Lo más fuerte que me acuerdo es cuando le ganamos la semifinal a Holanda por penales, allí uno lo ve gritando, llorando... Y bueno allí te das cuenta lo que ellos sienten para la camiseta de Argentina. Eso quedó en mi mente porque éramos un montón allí abrazándonos en el vestuario, y gritando que iban a llegar a una final del mundo con Argentina que tanto anhelaban. Yo creo que eso me quedó grabado porque allí vi como ellos sentían la camiseta de Argentina.

Sin embargo, mientras Argentina luchaba contra Holanda, Alemania aplastó a Brasil. Se verían las caras con Löw nuevamente en la final.

Higuaín fue protagonista de un fallo incomprensible al inicio, pero Messi también sacó un tiro desviado en la segunda mitad. Después de 90 minutos tensos y sin goles, el tiempo extra volvió a aparecer.

Los jugadores argentinos se reunieron en un corrillo. Los aficionados que miraban en casa captaron una imagen que mostraba a Javier Mascherano, no a Messi, reuniendo a las tropas. El capitán estaba a un costado, en esa zona de concentración que Signorini explicaba tan elocuentemente.

“No, no, esa foto no tiene nada que ver con lo que es él al frente del grupo. Simplemente estábamos jugando una final, habíamos ido al descanso después de 90 minutos y estaba muy concentrado, pero no quiere decir que no es un líder porque no estaba en esa charla.

“Simplemente son dos distintos líderes, Mascherano y Messi. Posiblemente Mascherano hable más, pero Messi con la presencia ya es un líder muy positivo”.

Sin embargo, la imagen más famosa de Messi de ese día, tal vez de todos los tiempos, aún estaba por captarse. En esos momentos tan dolorosos entre el gol de la victoria de Mario Gotze y la recepción del trofeo por parte de los jugadores de Alemania, Messi se permitió echar un vistazo agónico a lo que podría haber sido. Allí estaba, a una distancia de no más de unos metros, mirando inexpresivamente, con aire de sorpresa, la Copa del Mundo.

"Después de la derrota estaba muy triste", recuerda Camino. "Él había demostrado que podía haber ganado el Mundial. Fue uno de los mejores juegos que jugó Argentina, tuvimos tres oportunidades claras de anotar y Alemania solo tuvo una. Se nos escapó por muy poco”.

"No fue solo Messi. Todos nosotros, los jugadores y el personal, no pudimos evitar echarle un vistazo al trofeo... estaba allí, y estuvimos muy cerca de ganarlo”.

¿Esa foto definirá el legado de Messi en la Copa del Mundo? ¿Tal vez incluso de toda su carrera? La historia continúa en Rusia...