VAR Real Madrid Al Jazira Club World Cup 13122017Getty

Y Gareth Bale salió de la lámpara maravillosa

ENVIADO | ABU DHABI

Pesadilla antes de Navidad. Esa era la historia que dejaba la semifinal del Mundial de Clubes entre el Real Madrid y el Al Jazira al descanso. O también, por qué no, ‘Ali Khaseif y los 40 paradones’. El fútbol es así, y por eso mueve masas en todo el mundo: Europa, Asia, África, América… Por historias como la que se escribió durante los primeros 45 minutos en el Zayed Sports City Stadium de Abu Dhabi. Cómo un equipo minúsculo estaba haciendo hincar la rodilla a todo un campeón de Europa. La mítica historia de David y Goliat, pero elevada a la enésima potencia, bajo el paraguas de un campeonato concebido para generar leyendas así. 

Y todo en gran medida gracias al meta Ali Khaseif que se hizo gigante ante los jugadores del Real Madrid en la portería local. En la primera parte, el Real Madrid tuvo 17 disparos, dos postes y dos goles anulados -uno por el VAR-. Los blancos lo probaron de todas las maneras, pero la puerta de la cueva no se abría, como si hubiese que decirle palabras mágicas. Quién sabe si Cristiano o Benzema probaron con un “Ábrete Sésamo”, pero sea como fuere no se abrió. Al contrario que la portería de Keylor Navas. Y es que justo antes del descanso, Romarinho adelantaba al Al Jazira resolviendo una buenísima jugada plagada de errores madridistas. 1-0, y el milagro parecía tomar forma ante los ojos atónitos de todo el mundo. No era un espejismo.

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Y si no terminó de materializarse fue seguramente porque en la segunda mitad, la suerte por fin sonrió a los blancos después de una primera parte negados. En primer lugar, porque el VAR sirvió para anular un nuevo gol por fuera de juego al Al Jazira con casi todo el estadio enloquecido. Y en segundo lugar porque el portero imbatible Ali Khaseif tuvo que retirarse lesionado a los 50 minutos. Causa, consecuencia o simple casualidad, el caso es que el primer disparo que tuvo el Real Madrid con el nuevo portero fue gol. Marcó Cristiano Ronaldo. Inapelable. A los blancos por fin les salían las cosas… y se veía también reflejado en el marcador.

Con el empate, el Real Madrid retomó la tranquilidad, pero no así ni el acierto ni el orden. Seguía acosando la portería del Al Jazira, y seguía dejando espacios atrás en su afán por volcarse en campo contrario. Marco Asensio y Lucas le dieron otro aire renovado al encuentro. Aunque la semifinal no se resolvió hasta que Zidane frotó su particular lámpara maravillosa… y salió Gareth Bale. Increíble, pero cierto. Si ante el Fuenlabrada su primer toque de balón fue una asistencia, esta vez fue un gol. También salvador. El fútbol no deja nunca de sorprender. Estaba siendo la historia de cómo un pequeño creció cuando nadie le esperaba, y sin darnos cuenta, los protagonistas cambiaron sin mutar el guión.

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