OPINIÓN Y ANÁLISIS
El Real Madrid pudo sacar pocos aspectos positivos tras su empate en el Wanda Metropolitano. Uno de los aspectos más relevantes fue el hecho de contar de nuevo con la mejor versión de Luka Modric, el más destacado de los blancos, junto a Dani Carvajal, en el partido ante el Atlético.
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Modric corrió, defendió, pasó con inteligencia y distribuyó el balón con criterio, además de dar el ritmo adecuado a sus compañeros. Solo faltó el gol para rubricar un partido sobresaliente que confirma su gran estado de forma, reforzado tras haber capitaneado la clasificación de Croacia para Rusia 2018.
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No fue porque no lo intentara. De hecho, el croata fue el futbolista blanco que más veces disparó a puerta tras Ronaldo y pasó casi lo mismo que Kroos durante todo el partido, quien estuvo más desdibujado. Pero es que además rindió en el plano defensivo, interceptando tanto como Casemiro, demostrando que su crecimiento como jugador es constante desde hace mucho tiempo.
El papel del ‘10’, al que el dorsal le está haciendo mucha justicia, debe volver a ser clave en este Real Madrid de Zidane que aspira a otro título en diciembre y todavía anda vivo en todas las competiciones, aunque con sensaciones más grises que blancas, menos brillantes que el año pasado, especialmente cuando no tiene a Modric dirigiendo la orquesta merengue sobre el césped.
