Alberto Piñero
EL REPORTAJE
El cien es un número de referencia en nuestra sociedad. Casi un número místico. Cien días es el período de gracia a cualquier gobernante. Cien por ciento es la plenitud. En cien partes se dividen las divisas. Las más preciadas listas contienen cien elementos, ya sean las mejores películas, los mejores instagramers, o los mejores destinos de vacaciones. De ahí que cuando un entrenador cumple cien partidos con su club, es un momento para reflexionar. Y más si se trata de Zinedine Zidane y el Real Madrid, como es el caso.
El club más laureado del mundo, otrora enganchado a los cambios en el banquillo, ha fabricado su propio entrenador casi de la nada, y la fórmula no podía ser más exitosa: siete títulos en cien partidos. Uno de los cinco grandes del fútbol mundial, reescribiendo su carrera y la de su club como entrenador. Algo sólo visto anteriormente en este deporte con Johan Cruyff, salvando las distancias que todavía existen. Quién lo hubiera dicho aquel 4 de enero de 2016.
Cuando fue presentado como jugador, el Real Madrid desplegó un evento con una fanfarria entonces inusual: en un amplio pabellón, con patrocinador propio de la presentación, Di Stéfano y Florentino Pérez relucientes… Todo lo contrario a su improvisada puesta de largo como técnico. En una pequeña y lúgubre sala interior del Santiago Bernabéu, donde ni siquiera había espacio para todos los periodistas congregados, en un día triste y lluvioso, con un fondo sin personalizar, y las caras largas de toda la Junta Directiva merengue.
El Real Madrid acababa de despedir a Rafa Benítez, el vestuario levantado en armas, el fantasma de Ancelotti aún sobrevolaba Valdebebas, y casos como los de Casillas, Sergio Ramos, Denis Cheryshev y la sanción de FIFA tenían al club y a su presidente permanentemente en el ojo del huracán. Y la decisión de ascender a Zidane tampoco es que fuese unánimemente aprobada entonces siquiera.
Más bien lo contrario. Zidane despertaba aún muchos recelos incluso al más pintado. Su paso por el Castilla había resultado insípido, quedando el filial fuera de los play-off de ascenso a Segunda en 2015. Y lo más notorio, sin tampoco un sello de identidad claro ni lustroso. Después de haber pasado por todos los estamentos del fútbol en el Real Madrid, el galo estaba convencido de dar el salto a los banquillos, pero quizás el primer equipo le llegaba antes incluso de que hubiese podido demostrar su valía como técnico al más básico nivel. La casa por el tejado, que se diría.
“En España disfrutó mucho del juego, pero no se le veía excesivamente ocupado con cuestiones técnicas, de entrenador. No era como otros jugadores que a lo mejor sí notas que lo llevan dentro. Era muy callado y respetuoso”, recuerda Vicente Del Bosque para Goal, quien fue su entrenador en el Real Madrid, además del segundo técnico con más partidos en la historia del club blanco.
“Me sorprendió un poco cuando se dedicó a ser entrenador”, analiza también Mariano García-Remón en Goal, quien después de una larga carrera como portero fuera también su entrenador en el Real Madrid. “Porque de hecho algunos jugadores para cuando cuelgan las botas ya lo tienen todo atado para dar el salto porque han hecho sus cursos durante los últimos años. Zidane no. Él primero dejó el fútbol y luego encontró su lugar en los banquillos”.
Sin embargo, con la perspectiva que otorga el sabio tiempo, quizás su trayectoria en el Real Madrid, progresiva y paulatina, fuera precisamente lo que le diera a Zidane las tablas suficientes para hacerse con el dominio del banquillo blanco. Fue jugador, asesor presidencial, enlace con el vestuario, consejero de La Fábrica, asistente de Ancelotti y entrenador del Castilla. Nunca nadie antes había ‘tocado’ tantos departamentos. Desde los tiempos de Del Bosque, nunca nadie antes había tenido tanto conocimiento hasta hacerse con las riendas del primer equipo.
Así lo analizaba recientemente su ex compañero y compatriota Christian Karembeu con Ben Hayward para Goal: "Estudió sobre dirección y 'management' en el deporte. En la cantera se probó a él mismo. Con esa construcción más lo que ya tenía como ex jugador, lo logró”. Reforzando esa teoría de que su formación fue la clave pese a su inexperiencia como técnico. Y añade más: “El fútbol es una pasión para él. Es una devoción. Está comprometido con lo que hace...para ser jugador o entrenador hay que tener una especie de virus...y él lo trae. Es un ganador", explicaba el galo.
“Un ganador”. Así le definen quienes le conocen en la intimidad. Otros prefirieron hablar de ‘flor’. Al menos, ese fue el diagnóstico generalizado cuando conquistó en 2016 la Undécima en Milán al Atlético de Madrid en la tanda de penalties y con medio equipo ‘cojo’. Era apenas su séptimo partido como entrenador en la Champions League, tras sólo cinco meses en los banquillos del fútbol profesional. Todo un récord de precocidad que dejó al mundo boquiabierto. Recuperó a un equipo rendido para que volviera a ser un conjunto campeón en un abrir y cerrar de ojos. ¿La llave maestra? No fue sólo cuestión de ‘flor’, aunque a él mismo le guste vacilar sobre ella, sino que se ganó al vestuario con su carisma natural y su sinceridad a la hora de dosificar éxitos y obstáculos.
Chocó. Una persona conocida en el mundo entero comportándose como la persona más llana y natural posible, pese a estar en un círculo cegado por los egos. Y ese primer éxito conseguido bajo su particular sello no fue sino la base para lo que estaba por cimentar seguidamente: una gestión de su plantilla que crearía escuela incluso. La historia del novato marcando tendencia, como hiciera Pep Guardiola nada más ascender al Barcelona. Y lo demostraría durante su segunda temporada en el Real Madrid.
“Está sabiendo hacerlo todo fenomenal, tanto en el plano de comunicación, como de los jugadores, como de la estrategia deportiva también, claro”, analiza Del Bosque en Goal. Por su parte, García Remón pone el foco también sobre otro aspecto clave: “Ha sabido ejercer con maestría. Destaca la confianza que se ha ganado del presidente. Y luego, a partir de ahí se ha ganado también el respeto de toda la plantilla. Parece que también cuente con el consenso de ellos, tome la decisión que tome. Ha sido capaz de llevar a cabo rotaciones y que, aparentemente, todos lo lleven bien”.
Otro ex entrenador blanco que sabe lo difícil que es cumplir 100 partidos en el Santiago Bernabéu también da su versión en Goal. Se trata de Juande Ramos: "Los números son espectaculares. Está gestionando con mucho criterio la plantilla". Unanimidad total entre aquellos que ocuparon el cargo de técnico antes que Zidane. Ellos mejor que ningunos otros saben de la complejidad de ese puesto, y son los primeros en poner en valor también el centenario del galo.
Otro de los entrenadores que pasó por el Real Madrid antes que Zidane fue Carlo Ancelotti. Quien merece un capítulo aparte. Porque el galo siempre mantuvo que el italiano fue uno de los entrenadores que más le marcó en su carrera como jugador, cuando coincidieron en la Juventus. Y sin duda, Ancelotti fue el indiscutible tutor de Zidane cuando éste ejerció como su asistente en 2014, el año de la Décima, y el año que catapultó definitivamente al galo para que decidiese pasarse a los banquillos. Al del Castilla, concretamente.
gettyGoal ha podido contrastar que Ancelotti siempre vio al galo con condiciones para triunfar. “Zidane le preguntaba todo a Carlo, con total humildad y cercanía dentro de la timidez natural que siempre tuvo”, cuentan a Goal fuentes cercanas. “Ya es un gran entrenador. Tiene lo que se necesita para ser un buen entrenador. Es muy carismático y los jugadores lo respetan”, contaría el propio Ancelotti en rueda de prensa antes de enfrentarse a su alumno en abril durante los cuartos de final de la pasada Champions League.
Aquél fue el momento en el que todas sus enseñanzas se volvieron en contra del italiano. Pues si resulta que Ancelotti fue clave en el proceso de aprendizaje de Zidane, fue de nuevo también un punto de inflexión en el devenir del galo la pasada temporada con el Real Madrid. Esa eliminatoria con el Bayern fue un momento crítico que los blancos superaron con creces. A partir de ahí, resultaron ya imparables.
El palmarés lo dice todo: tras ganar la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes 2016, Zidane conquistaría también La Liga, la Duodécima Champions League de forma inapelable ante la Juventus, además de las consiguientes Supercopas de España y de Europa en 2017, arrollando a Barcelona y Manchester United respectivamente. “Además de demostrarme que es una gran persona, en estos 100 partidos ha mostrado a todos ser un gran entrenador también”, concluye para Goal Jean Fernández, a día de hoy entrenando en Catar al Al-Gharafa Sports Club, y el técnico que hizo debutar a Zidane en el Cannes en 1989. “Está marcando una época”, analiza Fernando Hierro en exclusiva para Goal, el que fuera su compañero, leyenda viva del Real Madrid y asistente de Ancelotti en el equipo blanco justo después de Zidane. “Es el entrenador más exitoso”, dice con rotundidad a Goal Paco Pavón. “Siempre sale como ganador, como el número 1. Es cierto que tiene una plantilla espectacular, pero hay otros clubes con muy buenos jugadores también. Y lo que es importante es conseguir la mejor versión de todos. Zidane lo logra. Ése es su gran mérito”.
A día de hoy, nadie duda ya de Zidane. Más bien todo lo contrario. Es el tercer técnico más laureado de la historia del Real Madrid sin llegar a estar siquiera entre los diez con más partidos. Y de por medio han caído récords como los de partidos consecutivos marcando del mismo Santos de Pelé, o el de victorias a domicilio, por no hablar del más importante: el primer equipo que gana dos Champions consecutivas. No puede ser casualidad. No parece que vayan a ser los únicos 100 partidos de Zidane como entrenador, sino apenas los primeros.