EDITORIAL
Hace años que los defensas y entrenadores de la Liga se dan de bruces contra Leo Messi. La obsesión por frenarle es universal a pesar de que solo el Betis, el Girona, el Atético, el Leganés y el Sporting de Portugal han conseguido secarle. No existe un denominador común aunque solo ante el Espanyol estuvo huérfano de sus grandes asistentes, pues Jordi Alba y Luis Suárez empezaron en el banquillo y Andrés Iniesta vio el partido en casa al estar recuperándose de unas molestias. Sin ellos, el rosarino era incapaz de superar la pobladísima defensa blanquiazul y truncaba una racha de cuatro partidos seguidos viendo puerta.
Ante el Espanyol, la semana pasada, el argentino tampoco acertaba a servir asistencia alguna y el Barcelona se daba de bruces en el segundo derbi barcelonés de la temporada. Y no fue porque no lo intentara pero Quique Sánchez Flores supo poblar la defensa 'perica' para ver cómo Messi, aquel joven delantero ante el que se sorprendió siendo entrenador siendo entrenador del Atlético, chocaba una y otra vez ante su muro defensivo. Ernesto Valverde le puso a Luis Suárez al lado en el segundo tiempo pero ni así. Sergi Roberto incluso arrancó un claro penal que el rosarino fallaría a pesar de un buen lanzamiento ajustado al palo al que Diego López acertó la trayectoria.
Resulta obvio que Messi no tuvo el día en Cornellà - El Prat pero algo hizo bien el Espanyol, igual que lo hizo el Girona, cuando Maffeo se convirtió en la sombra del rosarino para dejarle sin intervenir en los tres goles que el Barcelona metió en Montilivi. Ante el cuadro blanquiazul lo intentó todo pero los constantes apoyos defensivos poco pudo hacer. Su trayectoria demuestra que poblar la zaga no es sinónimo de éxito contra Messi. Pero si a ello se le une una mala noche del rosarino todo es posible. Incluso que el Espanyol pueda eliminar al Barcelona en el Camp Nou esta noche después de que Melendo sí fuera capaz de ver puerta y frenar la racha de imbatibilidad del Barcelona.
