Luis Suarez Barcelona

Cuando Luis Suárez dejó de mirar a Messi


EDITORIAL

A Luis Suárez le hacía falta acordarse de que es Luis Suárez. Indiscutible por sus goles y su incansable trabajo durante tres años junto a virtuosos de la talla de Leo Messi y Neymar Da Silva, sin el brasileño y con la MSN descompuesta, ha sido el principal perjudicado de los experimentos tácticos de Ernesto Valverde en busca de la mejor forma de explotar el juego del rosarino. Suárez fue relegado a la banda en varios partidos hasta el punto de presentar el peor arranque goleador de su carrera. Ni un reproche se le ha escuchado al delantero a pesar de que sabe mejor que nadie que un atacante, para brillar, debe ser egoista.

Y ante el Villarreal supo serlo en el momento justo. Suárez es un jugador generoso por definición. Jamás se guarda nada y su entrega sobre el césped, haya más o menos acierto de cara a puerta, es intachable. En El Madrigal siguió batallando como siempre y a pesar de que el cronómetro corría y el Barcelona no encontraba el camino del gol que le permitiera mantener la tranquilidad en la clasificación, quiso ser él quien resolviera, recibiendo un buen pase al espacio de Paco Alcácer que culminó con un arriesgado regate con el que superó a Sergio Asenjo y marcar a placer sin levantar la mirada para buscar a Messi.

El rosarino, de hecho, se las arregla para marcar él solito, así sin ayuda de nadie. Después de que el uruguayo abriera la lata, el rosarino sentenció al Villarreal tras desarticular a la defensa entera del cuadro castellonense. Como ya sucediera ante el Celta, ambos vieron puerta y así es mucho más fácil amarrar los partidos. Ante el equipo gallego no se pudo porque el Barcelona encajó dos goles por primera y única vez esta temporada, clara muestra de que a pesar de que Messi nunca se fue, a Luis Suárez siempre se le esperó. Y, con cuatro goles en los últimos cuatro partidos, resulta evidente que está de vuelta, aunque ello implique mirar un poco menos a Messi.

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