
De ahí que el madridismo pueda pensar con razonable confianza que ante Osasuna se puede sumar una victoria más pese a las bajas y los ‘tocados’. Por esa amplia plantilla de la que goza el club blanco. Pero también, y casi más importante, por la gestión que ha hecho de ella Carlo Ancelotti. Otrora muy criticado por lo que decían que era ‘mano blanda’ con los jugadores, o intento de agradar a todo el mundo, pese a perjudicar los intereses colectivos, hoy se ha demostrado que su gobierno del vestuario ha resultado impecable. La mano izquierda de Ancelotti se ha antojado bastante más útil para los intereses merengues que el puño de hierro que algunos reclamaban, y que durante algún tiempo anterior imperó en ese mismo vestuario blanco.
Y es que, a día de hoy, todos los jugadores blancos se sienten implicados e importantes en la difícil empresa de conquistar un triplete inédito para la entidad. De ahí que, a pesar de las muchas bajas, siempre encuentran relevos de garantías. Lo están siendo aquellos con menos minutos, como Nacho Fernández, Casemiro o Álvaro Morata, que cada vez que salen, cumplen con sobrada eficiencia. El defensa, últimamente, ante Real Sociedad, Schalke 04 o Atlético; el mediocentro, ante el Borussia Dortmund; o el delantero, ante cualquiera, de ahí que tenga la mejor media goleadora de las cinco grandes ligas (un gol cada 45 minutos). Carlo Ancelotti siempre lo dice: “cada minuto puede ser el más importante del campeonato”, y los tres jugadores lo tienen bien aprehendido.
Otro caso más que notable es el de Fabio Coentrao, que se ha antojado clave en la defensa madridista en los últimos partidos sin Marcelo, cuando en verano llegó a estar un par de horas con los dos pies fuera de la entidad. Durante muchas fases del curso también anduvo desaparecido, sin embargo Ancelotti siempre confió en él, descartando de plano su salida en invierno. Hoy muchos, dentro y fuera del Real Madrid, se plantean incluso si sería bueno mantener al ‘5’ en plantilla un año más, incluso.

Quedan en el tintero otros casos de menor calado, pero igualmente efectivos para con el Real Madrid. Como los de Karim Benzema -pitado durante la primera fase del curso en el propio Bernabéu-, como la alternancia en los laterales con Dani Carvajal y Álvaro Arbeloa, como la recuperación de Pepe y Sergio Ramos, como el tiento con Gareth Bale, como la insistencia con Asier Illarramendi pese al fiasco de Dortmund, e incluso, como la alternancia en la portería merengue, una bomba de relojería que sigue sin explotar todavía. Todo, o prácticamente todo, lo que concierne a la gestión de los recursos blancos le ha salido bien al técnico de Reggiolo.
Sin levantar la voz y sin que nadie pidiera estatuas para él, Ancelotti ha sacado lo mejor de todos y cada uno de sus jugadores. Esos mismos que a finales de abril siguen vivos en su carrera hacia el deseado trébol. O se han aglutinado muchas coincidencias para bien del técnico merengue y del cuadro madridista, o es que el entrenador lo ha hecho realmente bien esta temporada. Apostaremos por lo segundo. Apostaremos por la mano izquierda y no por tanto puño de hierro. Por la pluma del pacificador, y no la espada.
