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River, de una dupla letal a un goleador solitario

La prioridad número uno de Marcelo Gallardo para el mercado de pases de verano es la contratación de un delantero para acompañar a Ignacio Scocco en el ataque, pero no porque Nacho no pueda arreglarse solo -ya demostró todo lo contrario-, sino porque el Muñeco busca repetir la fórmula que le dio tan buenos resultados durante toda la temporada 2016/17 con Sebastián Driussi y Lucas Alario.

Antes de partir rumbo a Europa, el Pipa y el Gordo conformaron una de las mejores duplas ofensivas no sólo del fútbol argentino, sino del continente: en total, en su última campaña en el Millonario, anotaron 20 goles cada uno, para un total de 40 gritos combinados, que se repartieron en mitades iguales entre la primera y la segunda mitad de la campaña. En la primera parte de 2017, el último semestre antes de que uno fuera transferido a Bayer Leverkusen y el otro a Zenit, Alario marcó seis tantos en el torneo local, tres en la Copa Libertadores y uno en la Copa Argentina, mientras que Driussi metió siete en el campeonato y tres en el torneo internacional.

La dupla se desarmó antes de que terminara junio, cuando el juvenil fue vendido al fútbol ruso por 15 millones de euros. Rápidos de reflejos, los dirigentes no tardaron ni siquiera una semana en abrochar la llegada de Scocco para que ocupara el lugar del Gordo: el ex Newell's llegó a jugar cinco partidos junto al Pipa (dos por la Libertadores, dos por la Copa Argentina y uno en el torneo local) antes de que aparecieran los alemanes con el dinero para pagar la cláusula de rescisión del santafesino y se lo llevaran una semana antes del cierre del libro de pases.

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Con Rodrigo Mora apenas operado, Marcelo Larrondo metido en su espiral de lesiones y Rafael Santos Borré en pleno proceso de adaptación, Gallardo probó distintas alternativas a lo largo de la segunda parte del año, pero la realidad fue una sola: Nacho fue la única referencia de ataque de River. Y aunque su nivel fue superlativo desde el día que debutó con un gol a Guaraní en la Libertadores hasta el último partido del año, en el que le anotó el primer gol a Atlético Tucumán para ganar el título, pasando por su histórica noche de los cinco tantos contra Jorge Wilstermann, si el Millonario se quedó corto en sus objetivos buena parte de la explicación reside en que a Scocco le faltó compañía. 

En total, fueron 15 los gritos del atacante con la banda roja: ocho en la Copa Libertadores, tres en la Copa Argentina y cuatro en el torneo local. Apenas cinco menos que los que habían marcado Driussi y Alario en la primera mitad del año. Y eso que, cuando llegó desde Newell's, el punta había avisado que no se siente un goleador. Menos mal...

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