No pasaron ni quince minutos desde que Inglaterra cayera derrotada de manera humillante frente a Islandia hasta que Roy Hodgson anunciara que dejaba su cargo como seleccionador de los Tres Leones. Mientras tanto, en la Selección Española, no escuchamos ni el rumor del viento cuando el manotazo ha sido del mismo calibre. No por el nivel del rival, pero sí por las sensaciones, porque Italia arrolló a España con una suficiencia casi insultante.
La Eurocopa de Francia ha sido para Vicente del Bosque una oportunidad que no ha sabido aprovechar. Se volvió a vestir de gala la Selección Española en un torneo continental al que llegaba como doble campeón, y se marchó del torneo vapuleada por una Italia que le dio un baño, aunque el propio seleccionador no compartiera esa opinión, como dejó claro en la rueda de prensa posterior.
Nula reacción. Cero evolución y aprendizaje. Holanda le pasó por encima a España en el Mundial de Brasil con una defensa de cinco, Chile hizo lo mismo días después. ¿Italia? Tres cuartos de lo mismo. Del Bosque sabía de sobra que el planteamiento de Antonio Conte iba a ser ese, un esquema que incluso utilizaba en la Juventus, pero el seleccionador nacional repitió alineación, repitió planteamiento y repitió, prácticamente con precisión milimétrica, el estrépito del pasado Mundial.
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España puso en problemas a la Nazionale cuando coincidieron en el campo dos puntas: Álvaro Morata y Aritz Aduriz, dos elementos con los que fijar a los tres centrales italianos, impolutos durante todo el partido, pero incomprensiblemente decidió sacar del campo al delantero del Real Madrid para dar entrada a Lucas Vázquez. Minuto 70 y perdiendo por la mínima. Incomprensible.
El descalabro llegó poco después, cuando Aduriz no pudo continuar por lesión y España acabó sin un solo delantero centro sobre el terreno de juego, dejando en evidencia la terrible gestión ya no solo del propio encuentro, sino de la convocatoria.
Vicente del Bosque llevó a la Selección Española a la gloria conquistando el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012, pero sus dos últimos torneos han sido paupérrimos y dejan bien a las claras que su ciclo en el banquillo de 'La Roja' está más que acabado. Todo lo que no sea un cambio en la dirección, será otro grave error.
