LA INTRAHISTORIA
Marcelo ha renovado hace algunos meses con el Real Madrid hasta 2022. Con 29 años, ya once de ellos los ha pasado en el Real Madrid. Más de un tercio de su vida. De ahí que se sienta casi un madrileño más, pese a haber nacido en Rio de Janeiro. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Desde esos tiempos en los que Marcelo jugaba al fútbol-sala y al fútbol-playa como portero en Brasil. Ahora es todo un icono del fútbol actual y del madridismo en particular. Puesto que desde la banda izquierda del Santiago Bernabéu se ha convertido en uno de los mejores laterales del mundo, además de uno de los capitanes del Real Madrid. “Un orgullo”, según reconocía él mismo en ‘Campo de Estrellas’, desvelando también que le hubiera gustado jugar para el Castilla.
No fue posible entonces porque Fabio Capello le quiso entrenando con el primer equipo del Real Madrid. Y fue ahí donde hizo carrera, desde los 18 años. No fue sencillo al principio, especialmente por lo específica de la posición, la exigencia de un club como el merengue, y el legado tan difícil de igualar que le había dejado Roberto Carlos en ese puesto. Ahora, once años y más de 400 partidos después, es fácil decir que ha cumplido sobradamente con la responsabilidad que le encomendaron entonces. Hasta el punto de haberse convertido en el segundo extranjero con más partidos en toda la historia del club blanco. Por encima del mismo Di Stéfano, y sólo por debajo del propio Roberto Carlos. Aunque en cuestión de relevancia y arraigo en el club, están ya prácticamente parejos los dos carrilero brasileños.
Próximo partido
Y eso que Marcelo a punto estuvo de convertirse en el nuevo Dani Alves en su momento, cuando iba a dar el salto a Europa desde el Fluminense. Había ya un acuerdo con el Sevilla incluso, porque Monchi estaba enamorado de él –es uno de esos fichajes frustrados que más recuerda siempre-, y además tenían muy fresco el éxito con el hoy lateral de la Juventus, que ya estaba en la plantilla hispalense. Sin embargo, cuando se cruzó el Real Madrid de por medio, Marcelo optó por el Santiago Bernabéu. Y no le fue mal del todo, desde luego...