Los periodistas que cubren a La Roja sudamericana deberían estar más relajados tras ver cómo Chile no clasificó al Mundial de Rusia 2018, y no ser tan dramáticos por observar el campeonato del mundo por televisión. Los hinchas de la Selección que conduce hoy Reinaldo Rueda, por su parte, tendrían que exigir menos conquistas para esta nueva etapa, dejando trabajar más tranquilo al DT colombiano. Los jugadores internacionales chilenos, valiosos protagonistas del combinado nacional, tendrían que sentir menos presión cuando vuelven a su país, ya sea para disfrutar de unas vacaciones o disputar un partido por Eliminatorias. Pero no, nada de eso está sucediendo. La culpa es de Marcelo Bielsa, quien celebra este sábado sus 63 años.
¿Quién se cree que es ese argentino? ¿Por qué no se habrá quedado en su Rosario? ¿Cómo se le ocurre llegar un día a Santiago y empezar a cambiar mentalidades? ¿Por qué decidió remodelar el predio Juan Pinto Durán, modernizando el gimnasio, refaccionando 17 habitaciones para que se concentre el plantel, renovando vestuarios, mejorando canchas de entrenamiento e instalando tecnología avanzada? ¿Por qué les hizo entender a un grupo de futbolistas que ellos podían ser también grandes protagonistas en el fútbol actual?
Bielsa es el culpable de todo. Hay que acusarlo, señalarlo con el dedo y llevarlo a juicio porque moldeó a una generación brillante y les quitó días de descanso tras finalizar la temporada con sus respectivos equipos. Sí, no se haga el desentendido: usted, Bielsa, es culpable de que Chile se prepare para salir campeón en cada torneo, como si fuera natural. Es así de claro, no intente negarlo o esconderse. Y es también culpable por las presentes y futuras críticas: usted dejó la vara muy alta y anuló cualquier tipo de conformismo.
