Si alguien creía que el año y medio que lleva Boca como máximo líder del fútbol argentino podía llegar a aplacar una derrota en la Supercopa Argentina ante River, sin dudas se equivocó. El tropezón en Mendoza terminó siendo el detonante para la siempre latente crisis que existe en el club, pero, esta vez, los que encendieron la mecha fueron los de adentro.
"Los hermanos sean unidos", pide José Hernández en el Martín Fierro. En el Xeneize parece que no lo leyeron: Daniel Angelici, Carlos Tevez, Alberto Márcico, Oscar Córdoba... Todos tuvieron algo para decir tras la caída ante el clásico rival y nada de lo que ventilaron fue para sumar. Repasemos:
- Primero Carlitos, sumido en la bronca inmediata del postpartido, criticó indirectamente a Edwin Cardona por haber cometido el penal ante Nacho Fernández y, luego, no haber cortado a Scocco en la contra del segundo gol. Ello generó el primer conflicto: los rumores de una fractura en el vestuario, algo que tuvieron que encargarse otros referentes, como Pablo Pérez, de cerrar. El propio jugador tuvo que salir a contar cómo es su relación con el '32'...
- Atrás suyo, el presidente le apuntó directamente a los futbolistas. "Quedaron en la historia negra del club", les habría dicho en el vestuario. Luego, lo desmintió. O, más bien, lo dibujó. ¿Era necesario manejar así esa situación?
- Por último, los exjugadores que eligieron opinar, lo hicieron desde el enojo entendible como hinchas. Córdoba fue duro con Tevez por sus dichos contra su compatriota y por su flojo nivel, mientras que el Beto Márcico le marcó los tiempos a Guillermo Barros Schelotto: "Si no gana la Copa, se va a ir solo".
Al conjunto del Mellizo se le vendrá un abril repleto de desafíos. Ocho partidos en un mes que bien podrían definir la suerte del DT y de varios miembros del plantel. En juego estarán la continuidad en la Copa Libertadores y la Superliga. "No se valora el tiempo que hace que estamos punteros", protestó Magallán. Y algo de razón tiene: mientras los de adentro se peleen, los de afuera los van a seguir devorando.
