De tener un jugador que prácticamente le aseguraba un gol por partido, Boca pasó a jugar contra Rosario Central sin un centrodelantero siquiera en el banco de suplentes. Sin Darío Benedetto, con una grave lesión en la rodilla, ni Walter Bou, con una molestia muscular, Guillermo Barros Schelotto se la jugó por Oscar Benítez para ocupar la punta de la lanza. Y la apuesta no le resultó para nada al entrenador.
Tras su floja actuación contra Racing la fecha pasada (en lugar del suspendido Edwin Cardona), Junior tuvo una nueva chance desde el arranque y volvió a desaprovecharla. Si bien el atacante jugó en una posición que claramente no es la suya, su aporte al equipo fue completamente nulo: a pesar de que debía ser el hombre más adelantado del Xeneize, ni siquiera intentó un remate al arco en los 73 minutos que permaneció en el campo de juego.
Pretender que Benítez aportara algo parecido a lo que ofrecía Benedetto o lo que podía haber entregado Bou era un error. Pero el ex Lanús ni siquiera sumó desde sus capacidades: mientras estuvo en la cancha, apenas tocó 35 pelotas, menos que cualquer otro jugador de Boca. Una comparación sirve para cuantificar lo escaso de su aporte: Paolo Goltz, que fue expulsado a los 38 minutos del primer tiempo, tocó 32 balones, sólo tres menos que Junior.
A la floja hoja de desempeño del atacante hay que sumarle también 13 pelotas perdidas y apenas 15 pases bien entregados a sus compañeros. Una actuación para el olvido, en un Xeneize que empieza a tener en claro que el recambio es mucho menor del que pensaba.
