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Argentina encontró la fórmula Messi: el secreto era la calidad, no la cantidad

"Dénsela a Messi". Se escuchaba en los bares, en la calle, en las oficinas. "Todas al Diez". Lo repetían en la tele, en la radio, en los diarios. Desde que terminó el partido frente a Perú y hasta el instante previo al inicio del encuentro con Ecuador en el que la Albiceleste se jugaba su pasaje al Mundial, toda Argentina creyó que la solución para estar en Rusia era que el capitán tocara la pelota hasta cuando sonaba el himno. Pero el fútbol, una vez más, demostró que lo que importa no es la cantidad, sino la calidad.

En Quito, Leo tuvo uno de sus mejores partidos desde que juega de celeste y blanco. Por los tres goles. Por personalidad. Porque se puso el equipo al hombro en el momento más difícil. Por decisivo. Pero no por haber querido hacer todo, todo el tiempo, sino por saber cómo, cuándo y dónde. Y porque sus compañeros, 18 fechas después, entendieron en qué sector del campo tenían que darle la pelota.

En el Olímpico Atahualpa, Messi tocó la pelota en apenas 47 ocasiones, menos que en cualquiera de los otros nueve encuentros que disputó en estas Eliminatorias. Sin embargo, de esos contactos con la bola, solamente ocho fueron en campo propio: contra el Tri, el Diez entró en juego en el sector de la cancha donde es decisivo. De hecho, según demuestran los datos de Opta, el rosarino fue el hombre más adelantado del equipo de Jorge Sampaoli, incluso más que Darío Benedetto. El resultado quedó a la vista: de los 13 tiros al arco que tuvo Argentina, el zurdo estuvo implicado en más de la mitad (realizó cinco y dio dos pases para que sus compañeros quedaran cara a cara con el arquero rival).

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Los números de Leo contra Ecuador sobresalen por sí mismos, pero llaman más la atención si se los compara con sus actuaciones previas. Frente a Perú, por ejemplo, había tenido su mayor registro de toques de pelota, con 97 (más del doble de los que tuvo en Quito): jugó mucho más como organizador que como rematador, a punto tal que sólo cinco de esos toques fueron dentro del área rival (un 5%). Y ese rol queda claro en las seis ocasiones en las que dejó a algún compañero en situación de gol, más allá de sus ocho remates (de los cuales sólo dos llegaron a la portería rival).

En cambio, en los otros partidos en los que había tenido un registro bajo de acciones con la pelota, su producción, tanto en lo individual como en lo colectivo, había sido mucho más baja. Frente a Chile, en la fecha 13, tuvo 52 toques: Edgardo Bauza lo había puesto por la derecha y la enorme mayoría de sus contactos con la bola fueron contra la banda, lejos de su zona de influencia. Así, esa noche en el Monumental, apenas remató dos veces al arco (una fue el penal con el que Argentina ganó 1-0), en las únicas dos ocasiones en las que tocó la pelota en el área rival. 

Actuaciones como las del Atahualpa son las que Argentina necesita para volver a soñar con una buena actuación en Rusia. Por el Diez, pero también porque, finalmente, sus compañeros supieron descifrar la fórmula Messi.

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